martes, 1 de febrero de 2011

Matón, pero pequeño

No supe mantener a salvo el castillo. Se han llevado el oro, las joyas, todo. Los demás caballeros me miran mal. Pude haberlo hecho mejor, me dicen. Pero ellos no han tenido que enfrentarse solos ante un pequeño ejército... de pensamientos. La gloria está al alcance de unos pocos. Matar a un dragón y convertirse en el rey es cosa de cuentos. Te pones la armadura soñando con ganar batallas, matar bárbaros, comer cerdo, y mujeres.
Evidentemente nadie va a ser peluquero si saben que tienen que pasar un puto año barriendo los pelos que cortan los demás. Un caballero debajo de su armadura, es heroico, y con su espada y su escudo es capaz de sorprender a cualquiera. Pero cuando llega la noche, y la vestidura de hiero queda apoyada en la ventana, para que por la mañana luzca se luzca y brille, el guerrero es débil. Piensa si será capaz de asestar golpes certeros como bien difama, y duda sobre su lealtad a la corte. Bien podrían encadenarlo, mañana nadie podría despertarse en esa habitación.
Rezumen colecciones de increíbles alabanzas. Ayer me quité la armadura y... me sentí bien. El calor que me daba el traje de metal me lo dio un traje más blandito, pero más protector. No quise vestirme de gala, pro con el tiempo, me he ido acostumbrando a ir elegante y he ido colgando la espada y el escudo. Hay días que no los encuentro. Que no los necesito.

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