domingo, 6 de febrero de 2011

Indecente creciente

Entras a tu cuarto y ves la cama deshecha. La persiana a la mitad, como si quisieran haberse sumido en la más absoluta de las intimidades. A veces somos mas brutos de lo que pensamos y jugando podemos hacernos daño. Juegas con fuego y te quemas, pero mi mecha estaba por ahí rondando. El ordenador estaba encendido, bloqueado por fallo de intentos de contraseña. La tele estaba rodada para la pared, como si hubieran entendido que la caja tonta no es distracción suficiente. La ropa por el suelo y colgando de la silla del ordenador solo me reflejaba que la exactitud y el orden no estaba dentro de sus planes. Querían dejar pruebas de ello. Querían que fueramos conscientes. Querían dejarme tirado a mi mismo, la habitación es una metáfora suicida de un hecho que no podrán reflejar jamás.

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