miércoles, 2 de febrero de 2011

Nos escapamos

Nos escapamos. De quien sino del tiempo, de quien sino del llanto. Noto un aroma de tensión que no creo que haya cuerda que lo resista. Tal vez tena que tejer una con hilos de esos de los que depender decir ¡livin' is beautiful! La veracidad y la autenticidad de las cosas siempre me produce un picor a la altura del cuello. Y más si hay situaciones en la que los factores dominantes hacen que tus ojos se vean claros como un lago en Finlandia, o como los primeros brillos que entran cuando subes la persiana. Nos escapamos. No quise saber de ti y eso me volvió loco. Salías hasta en las noticias, en las indicaciones de los paquetes de cereales, en los cuadros del baño, en mi libro de historia. Me pegaba carpetazos solo para ver las estrellas y dejar de imaginar pecados. Me rajé las venas y lo único que de desangró fue mi paciencia. Es como si se acercara el final. Ya el hecho de saber que existe la cuenta atrás me horripila. Es oír el sonido de un tic tac y no pensar. Maldito sedentarismo, sal de mi memoria. Deja de decorar un rincón de mi cabeza y búscate otro más apto para ti. Siempre te ha ido el lujo. Nos escapamos. Quiero ver donde coincide el amanecer con el anochecer, ver dormir al mar. Quiero cabalgar a merced de la fortuna, sin que el caballo sepa que estoy montado. Tal vez de ese modo vamos a donde a él le apetezca y no a donde yo le indique. A veces dejarse llevar es la banda del abanico que mas aire te pega en la cara.

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