domingo, 6 de octubre de 2013

Ir a la cocina sin quitarte las legañas
y querer sentir el frío de un buen café con hielo. 
Notar la diferencia 
entre dos o tres piedras de hielo 
porque eres íntimo con las temperaturas. 
Apoyar los codos sobre el pollo de la cocina, 
pegar un sorbo 
y notar como baja por el esófago 
algo tan frío 
como lo que te duele desde hace tiempo, 
pero tangible. 
Y cuando te has terminado el café, 
te das cuenta 
de que solo han pasado dos minutos 
y las dos o tres piedras de hielo siguen intactas, 
porque no tienes paciencia para nada en esta vida.

domingo, 5 de mayo de 2013

Días de mucho, vísperas de nada.

Ahora mismo no sé qué puedo aportar. ¿Qué deparará todo esto? Cómo equiparar la sensación de asesino con la sensibilidad de un perro muerto. No le puedes pedir a una nube que no llueva de vez en cuando. De hecho, en este momento, necesita soltar todo lo que lleva dentro. Los cántaros no aguantan la presión de las gotas que caen incesantes. Piden permiso de suicidio.
Hay días en los que hay que cambiar las soluciones. Días en los que no valen las vendas. Días gangrenados. Días sin soltura.
Días al vacío.
Días que no son casualidades.
Días que dejan de ser feligreses.
Días en el punto de mira.
Días caducados.
Días descalificados.
Días que se consumen.
Días villanos.
Días lánguidos.
Días en los que te das cuenta de que el más absoluto de los fracasos te honra.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El periodista de investigación es a menudo indispensable para el bienestar de la sociedad, pero sólo si sabe cuando dejar de investigar.

Perdón por ser quien soy en un momento desafortunado. Preso del deseo, me convertí en el esclavo de la paciencia  y preso de la paciencia convertí un deseo en esclavo. Nunca quise ser el protagonista de un final feliz de cuento. De hecho, nunca quise ser el protagonista de nada. Siempre me ha incomodado ser el centro de los focos, y menos que me vean comiendo perdices.
Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras. ¿Por qué interrumpir la concordia si las discordias no nos hacen felices? Prefiero construirme un adosado en la mentira a vivir en un cartón en la verdad. Solemos pensar que la conciencia tranquila es felicidad  ¿Seríais felices sabiendo todas y cada una de las veces que os dieron por culo?
Prefiero pensar que poseo a la más puta de las princesas que a la puta a la que mejor le queda la corona.

viernes, 26 de abril de 2013

¿Con qué salsa quieren ser cocinados?

Entonces cuenta que fue a un restaurant, se sentó y escuchó hablar al cocinero. Y el cocinero había hecho una asamblea, donde estaban presentes las gallinas, los patos, los cerdos, los conejos, los faisanes... Y entonces les preguntó: "¿Con qué salsa quieren ser cocinados?". Todos quedaron asustadísimos, hasta que se escuchó a una humilde gallina decir: "Yo no quiero ser cocinada". Entonces, el cocinero dijo: "¡Un momento! Eso está fuera de toda discusión. Ustedes, lo único que pueden elegir, es la salsa con la que quieren ser cocinados."
Eso nos está pasando a nosotros. ¿Qué elección tenemos? ¿Ustedes eligieron la salsa con la que quieren ser cocinados?

jueves, 25 de abril de 2013

10:12

Todo es aparentemente sencillo. Tu forma de contarme lo que te pasa, y también lo que no, con esa soberbia infantil y chicharachera que siempre, aunque no lo sabía, logró vencerme. No darte cuenta de que eres preso de un sistema espectador, viendo como se desarrolla todo a tu alrededor mientras no alcanzas a dar un paso que valga la pena. Me subo a ti y corro. Corro sin tino y me miras, sonriendo, porque te importa mi rumbo, mi trayectoria, en cada paseo utópico en el que se convierte el día a día.
Y hago un inciso para preguntarme si después de la gran caminata conviene guardar el afán. Sería precioso cumplir la meta que me llevó a volver a mirar hacia mis adentros. No sé si la luz que desprendes es el faro que debo seguir o es el incendio que mi profecía dice que acabará conmigo. Si la curiosidad mato al gato, treparía felino por esas estúpidas reglas y refranes que disculpan los fracasos y amedrentan los altos ritmos cardíacos.
Porque entiendes que soy extraño y no intentas convertirme en otra oveja del rebaño.

lunes, 22 de abril de 2013

El que se ahoga no repara en lo que se agarra.

Nos escapamos. De quién sino del tiempo, de quién sino del llanto. Noto un aroma de tensión que no creo que muchas cuerdas pudieran resistir. Tal vez tenga que tejer algo que la soporte con los hilos de los que depende decir "Living is beautiful!". Me encanta desafiar la veracidad y la autenticidad de las situaciones, y más si hay factores entre medias que hacen que todo lo vea claro como un lago en Finlandia o como los primeros brillos que entran cuando subes la persiana después de una noche que ni recuerdas, o que quieres olvidar. Nos escapamos. No quise saber de ti y eso me volvió loco. Salías hasta en las noticias. Me pegaba carpetazos intentando ver las estrellas para dejar de imaginar pecados. Mediante cortes en la muñeca lo único que desangré fue mi paciencia. Siento como si se me estuviera acabando el tiempo. Ya el hecho de saber que existen las cuentas atrás me horripila; oír el sonido de un tic tac y no pensar. Maldita sedentaria, ¡sal de mi memoria! Tu cometido no es decorar un rincón en mi cabeza. Nos escapamos. Quiero ver dónde coincide el amanecer con el anochecer y ver dormir a los tiburones. Quiero cabalgar a merced de la fortuna.

domingo, 21 de abril de 2013

Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia.

Por mí no te cortes en adorar a un pene de mármol. Me da igual si te ilusiones porque un día te haya hecho ver el cielo a la altura de las estrellas. Sufrirás de impotencia cuando veas que está más lejos de lo que te hice y te pude haber hecho ver. Mirarás al suelo, a alguna baldosa, y verás que tú también estás aprisionada, entre el asfalto de la calle y el portal de tus sueños. Matarás por unos milímetros y también porque te pisen. No pude hacer nada para moverte. Te pinté de otro color y barnicé tus esquinas pero no te das cuenta de que seguirás siendo una simple baldosa, fundida entre el paso de la gente. Servirás de camino a cientos de transeúntes en apenas un instante. Tu despreocupación es digna de alabanza al ver que formas parte de algo tan grande.
Recuerda que cuando llueve esa gente se queda en casa.