No te lo imaginas. Piensas que no quiero verte o que huyo de ti cada vez que poseo la llave de la excusa perfecta. Y me sigues. Me tocas en la espalda y yo no me doy la vuelta. Perverso, severo. Sigo caminando sin echar un vistazo hacia atrás, parezco un puto burro. Y en medio de la calle se oye una voz. No eres tú, no es nadie. Y se va alejando, y la persigo. Mientras tú, perpleja, me miras pensando cualquier locura indebida. Y cuando ya no me ves, no me echas de menos. Y una lágrima es llorada. Y te subes en el coche de cualquiera, y ya si me ves desde la ventanilla, no me gritas, ni esbozas la sonrisa que me enamoró. Pero sigues estando ahí. Cumples la función, mi función. Y con eso me conformo. ¿Qué podría ser mejor? Todo es mejorable. El límite es el cielo, y el fondo la suela de tu zapato. Yo estoy en el ecuador esperando la aurora, y yo miro al cielo soñando con pisar tu nube. Seguiré tratando de impresionarte. De llevarte a sitios caros y de cubrir tu portal de rosas al llegar de clases. Pero es difícil impresionar a la princesa del Taj Majal.
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Aprovechándome de la picardía de estar en mi casa un lunes por la mañana, por fin decido que hoy es el día de tu no cumpleaños, que por gracietas de blogger no pudiera escribirte nada en tu cumpleaños, se arregla fácil. No puedo decir que te conozco, ni que esté harto de ver tu cara, pero sí que me gusta hablar contigo por las noches cuando todo dios la está sobando, porque trasnochar mola y tú y yo lo sabemos jaajajja sólo te puedo pedir una cosa, y es que no solo nos veamos los dias que coincidamos por la calle, viendo como tus amigas se comen tus pipas, que se supone que eres mi fan, acósame un poco hombre. Tequiero merilola
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