viernes, 27 de mayo de 2011

Servent de la meva vida

¿Realmente somos dueños de nosotros?¿Sabemos lo que es la autonomía y el ansia de hacer lo que queramos? No hay reacción pura ni elecciones que nos hagan de sentir orgullosos. Estamos cohibidos. Irrefrenablemente, el dominio de nuestra persona tiene, suele, necesita, tener más de un nombre. Aquella persona que nos ayudó en una ocasión y le debemos un favor, o se lo debemos sin que nos haya ayudado, porque así somos, impredecibles. Aquella que se ganó tu corazón a duelo, con una pistola de balas de sueños y aspiraciones, y que te dio tande lleno, que respiras a latidos, la necesitas. Aquella que, sin saber porqué representa un espejo al que mirarte, anhelas su vida, algo más que envidia, idolatría. Y que me dices de aquella que se fue, sin ningún motivo. Lejos, cerca, está a tu lado, pero no lo notas, y la echas de menos. Y de aquella que a pesar de ser la espina de tu vida, que te cae mal, que no la aguantas, que día a día hace tu vida por dentro un infierno y ella no se da cuenta. La amas. Nuestras decisiones van a girar en torno a un eje. Un eje que no somos nosotros. Hasta que pasta de dientes comprar se te hace duro, sabiendo que olía a esta o a la otra, cuando le dabas el beso de buenos días. Pero me gusta. Me gusta estar orbitado alrededor de ti, o de ti, o tal vez de ti. No sé hacerlo solo. Nada. Ni siquiera sé que no sé hacer. Es desesperante, bonito. Fíjate en lo que te voy a decir, intenta librarte de la atracción, y te perderás en la oscuridad del universo, o eso creo.

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