Es difícil asumir que has atentado contra ti mismo. No dejamos de ser putas en este burdel que es la vida. Cobramos el sueldo mínimo y nos indignamos porque queremos ser libres y no tener que hacer una última penitencia antes de cerrar los ojos para siempre. Tratamos de caminar dando aires de firmeza y templanza por un alambre de licor de mora. No tengo miedo, y nunca lo tuve.
Debemos vivir el presente. ¿Qué importa quién eras la semana pasada si sabes quién eres hoy?
Aparentar tiene más letras que ser.
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