sábado, 20 de abril de 2013

No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe.

Cuando las yemas de los dedos exploten al aplaudirse mis zarpas manos; cuando mis ojos se cierren cual compuerta de seguridad al no entenderla razón de una mirada perdida; cuando te preguntes por qué hay que preguntarse el porqué de todo, ahí es cuando figuras entre mis adeptos; mi fiel noctámbulo de acero inoxidable. Quiero imponerme a los demás. Llegar a la cima y poner mi bandera, porque lo que es mío es mío, ¿entiendes? Lucharé por organizar mi futuro, una fortuna que tiene de todo menos oro. Haré locuras. Total, son para ti. Esas palabras envalentonadas que te hacen echarte para atrás. No cabe lugar para la mentira. Si tengo que decirte que no cambiaría nada de mi vida aunque me lo pidieras de rodillas, lo haré. Y si te tengo que decir que me he enamorado de unos ojos que vi en sueños y que ya no te quiero, también lo haré.
Pondré mi nombre en tu frente. Tatuaré mi nombre en el sótano más profundo de tu fiero corazón.

1 comentario:

rdtfgyuhj