domingo, 21 de abril de 2013

Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia.

Por mí no te cortes en adorar a un pene de mármol. Me da igual si te ilusiones porque un día te haya hecho ver el cielo a la altura de las estrellas. Sufrirás de impotencia cuando veas que está más lejos de lo que te hice y te pude haber hecho ver. Mirarás al suelo, a alguna baldosa, y verás que tú también estás aprisionada, entre el asfalto de la calle y el portal de tus sueños. Matarás por unos milímetros y también porque te pisen. No pude hacer nada para moverte. Te pinté de otro color y barnicé tus esquinas pero no te das cuenta de que seguirás siendo una simple baldosa, fundida entre el paso de la gente. Servirás de camino a cientos de transeúntes en apenas un instante. Tu despreocupación es digna de alabanza al ver que formas parte de algo tan grande.
Recuerda que cuando llueve esa gente se queda en casa.

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