viernes, 4 de marzo de 2011

Barna

La sensibilidad es un cuchillo que corta tanto por el mango como por la hoja; y eso siempre es complicado de manejar. Es mucho más sencillo tensar un pulpo en una escoba y afinarlo hasta que suene como una guitarra. Parece una chorrada, pero una sensibilidad bien afinada es clave para ser feliz. Hay personas que llegan a este mundo sensibles como un glande en carne viva y por eso les resulta difícil gozar. Y luego hay personas que parecen sensibles, como un clítoris de mármol, pero que en realidad están fríos y nos se les puede arrancar una emoción ni con un martillo. La sensibilidad nos hace fuertes ante las inmensidades y estropicios cuando no hay sobresaltos. Así como hay personas que necesitan llevar anteojos negros para no estropearse la vista, las hay que necesitan llevar una funda en el corazón, para no echar a perder la vida.
Hacía ya tiempo que no perdía la cabeza, siempre en su sitio. Pídeme la luna y haré lo que sea para que estés rodeada de estrellas.

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