jueves, 15 de septiembre de 2011

Some dreams are made to be nightmares

Conmovemos corazones como si fuéramos niños recién nacidos, perdidos y sin dueño, fijando la vista en horizonte que es la barra del bar en el que nunca nos podremos apoyar. Casi rozamos placenteros aquella sentencia de muerte, porque el reloj se nos ponía al cuello. Un árbol que llora hojas secas, una carretera llanera y solitaria, el cacareo de tu miedo. Podéis pensar en el control, en la base de una seguridad que solo aparece en diccionarios, en una meta inescrutable enmurallada por los llantos de unos recuerdos que merecen un futuro. El espectro rebelde de una generación inválida, sin capacidad de sopesar sus opciones y sin virtudes. Vagabundeando melodías, sirviendo de apoyo a aquel que gana siempre. Un juguete que aún divierte, cada vez más roto y con más horas entre mis manos, rompiéndome con el con una media sonrisa digna de la ironía más trabajada de todos los tiempos. Unas quejas que resuenan, los susurros de un pájaro enjaulado que entiendo, un pájaro que sueña con pensarte, un hombre que sueña con volarte. La caricatura del odio es mi seña de identidad pues reservo las mayores frialdades cuando la cumbre toque fondo. Me gustaría dejar de valorar cada momento y ahogarme con las sábanas y un te quiero.  

1 comentario:

  1. de donde sos? yo de argentina... me encanta lo q escribis... te dejo mi correo... punchh@hotmail.com.ar

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