Pensaba que bastaba con ser tu mismo, mostrarte como un libro abierto y que los demás te lean. Las críticas me rompen las hojas por la mitad, y a veces de nuevo por la mitad, hasta convertirse en... no me importa. Golpeo mi cabeza contra la pared cuando veo que las personas que necesito tener a mi lado se alejan de mi. Cuando las pude tener a mi lado no me di ni cuenta, o ellas no querían tenerme, se enteraron de quien de verdad era. No vale con mostrarse, hay que darle al lector lo que necesita, pero por más que pruebo géneros, la cosa no funciona, no vendo.
Enséñadme lo que queréis, a lo mejor en una de mis noches en vela logro escribir algo lo suficientemente bueno para alguien. Superar las barreras de la indiferencia es algo complicado para mí. Yo que vivía como un rey, me robaron hasta el último diamante de la corona. Esto es un suplicio de vez en cuando... y ese de vez en cuando es demasiado frecuente.
Dejadme ser yo, no soy más que un escritir incomprendido, pero sabéis que? Picasso, van Gogh, Valleinclán, imcomprendidos en vida, admirados tras ella.
Sé lo que hago, aunque si me preguntan, golpe que sé contestar.
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